28 abril 2010

Que vivan los angeles terrenales!!


Hace poco una amiga habló de ellos en su blog.

Como por un rayo de sol y de suerte,
ayer mismo, por la tarde, estuve hablando con uno.

Era de carne y hueso pero su mirada,
sus palabras y su bondad,
me dejaron sin habla.

Lo que me duele es que nos sorprenda tanto encontrar a buenas personas.
Deberíamos estar hartos de la benevolencia, y no al contrario.

Y llego a la conclusión, de que hay personas que se merecen que se les rece,
a "quién sea" o a "lo que sea",
para que tengan lo mejor del mundo cada día.

Explicación aceptable...


La aceptación no significa fatalismo.
No significa capitulación a alguna predestinación aplastante.
La aceptación es un acto dinámico.
No debería indicar inercia, estancamiento o inactividad.
Uno debería simplemente establecer qué es lo que requiere la situación e implementar lo que uno cree que es lo mejor.
En tanto que los propios actos estén en concordancia con el momento
y uno no deje rastros descuidados, la acción es correcta.

Hoy he leído...


El gato se sienta al sol.
El perro se sienta en el pasto.
La tortuga se sienta en la roca.
La rana se sienta en el nenúfar.
¿Por qué la gente no es así de inteligente?

Mi comentario añadido:

Con la imagen se demuestra la cretindad de las personas.
Querer convertir a un perro en rana y viceversa,
solo podría ocurrirsele a un ser humano.

24 abril 2010

A la gran CONCHA, de su Serrat, claro...

Si la muerte pisa mi huerto
¿quién firmará que he muerto
de muerte natural?

¿Quién lo voceará en mi pueblo?
¿quién pondrá un lazo negro
al entreabierto portal?

¿Quién será ese buen amigo
que morirá conmigo,
aunque sea un tanto así?

¿Quién mentirá un padrenuestro
y a rey muerto, rey puesto...
pensará para sí?

¿Quién cuidará de mi perro?
¿quién pagará mi entierro
y una cruz de metal?

¿Cuál de todos mis amores
ha de comprar las flores
para mi funeral?

¿Quién vaciará mis bolsillos?
¿quién liquidará mis deudas?
A saber...

¿Quién pondrá fin a mi diario
al caer
la última hoja en mi calendario?

¿Quién me hablará ente sollozos?
¿quién besará mis ojos
para darles la luz?

¿Quién rezará a mi memoria,
Dios lo tenga en su Gloria,
y brindará a mi salud?

¿Y quién hará pan de mi trigo?
¿quién se pondrá mi abrigo
el próximo diciembre?

¿Y quién será el nuevo dueño
de mi casa y mis sueños
y mi sillón de mimbre?

¿Quién me abrirá los cajones?
¿quién leerá mis canciones
con morboso placer?

¿Quién me traerá un crisantemo
el primero de noviembre?
A saber...

¿Quién pondrá fin a mi diario
al caer
la última hoja en mi calendario?

07 abril 2010

YA SE LO QUE ME PASA ÚLTIMAMENTE...


En lugar de ganglios basales y neuronas,
mi cerebro está relleno de peta zeta,
el caramelo que peta.
Estas simpáticas partículas,
me producen un cosquilleo y rintintín en mi cabeza,
que no me permiten concentrarme en lo que leo.
Ahora lo sé:
si suspendo el exámen, no será responsabilidad mía.

"Una hace lo que puede
y no está obligada a más".

01 abril 2010

LECTURAS INTERESANTES


Soledad

No hay antiguos que me precedan,
no hay seguidores detrás;
Sólo la vastedad del cielo y de la tierra.
En esta terraza de montaña,
aunque el cielo pueda conocer lo definitivo,
Sentir pena o alegría es nuestro propio albedrío.

Enfrentamos solos esta vida. Nadie vive nuestra vida por nosotros. No hay droga ni embrujo que nos pueda extirpar, ni por un instante, de nuestra propia vida.
Podemos negarlo, pero es inútil: estamos aquí solos, para participar en cada precioso momento de acuerdo a nuestra voluntad.

Los precedentes de los antepasados pueden ser útiles, pero a la larga son sólo referencias.
El parecer de aquellos que nos seguirán es asimismo meramente una consideración.
Lo que importa es ser, puro ser. Acepta quien eres. Sé quien eres.

Si hay dioses en los cielos, quizás conozcan el futuro.
Como ser humano, sólo puedo decir que el futuro está aún por ser forjado.
Sigamos adelante y forjémoslo, pero hagámoslo lo más bellamente que podamos.
Su grado de elegancia está determinado por nuestra voluntad y por la perfección de nuestra propia personalidad.

Por lo tanto, no suspires ante la desgracia o la adversidad.
El que seas feliz o digno de lástima depende enteramente de ti.